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23/10/2018

Juicio a la “patota” de UPCN: testigos confirmaron el accionar violento de los dirigentes de Allende

Los primeros testigos en el juicio contra seis dirigentes de UPCN y el ex ministro Ariel De la Rosa, dejaron mal parados a los laderos del diputado José Allende. Todos coincidieron en la utilización de la violencia como método de coacción.

 

Además de los alegatos de apertura y dos ampliaciones indagatorias, pasaron nueve testigos.

La denunciante y principal víctima de los dirigentes de UPCN y sobre todo del exministro, Noelia Trossero, directora del Hospital Colonia de Salud Mental de Diamante fue la primera en deponer. Su relato fue pausado, intercalado con ahogo emocional de principio a fin. Luego declararon varios empleados del hospital; la asesora legal de la institución; un policía y el jefe Departamental de Diamante. Todos coincidieron con la hipótesis acusatoria.

 

Noelia Trossero, es kinesióloga y asumió al frente del hospital entre abril y mayo de 2016. “Empecé a trabajar con muchas ganas. Hacía 10 años que trabajaba ahí. El primer inconveniente que tuve cuando asumí, a los dos meses, fue porque hacía falta gente de servicios generales para cubrir cocina y otros. Me puse en contacto con el área de personal de hospital para hacer las cosas como correspondían. Buscamos una lista, y seleccionamos a dos. El único gremio fuerte que había hasta ese momento era ATE. Se hicieron los papeles y me avisaron al mes que esos dos empleados no iban a cobrar porque no estaba la firma de UPCN. Respondí que no había nadie de UPCN para firmar. Cortaron esas suplencias y se armaron comisiones evaluadoras para llevar libros de actas, todo como el ministerio indicaba. Plantee a comisión evaluadora que no habían podido cobrar, me contestaron que lo pague de mi bolsillo”, introdujo la mujer.

 

“Esas situaciones fueron cada vez más frecuentes. Las comisiones evaluadoras eran un desastre, venían a imponer, me cuestionaban todas las decisiones. Me cuestionaban todo, había que hacer lo que UPCN decía. Lo que no le convenía a UPCN, se negaban a firmar. Todo el tiempo desautorizaban mi decisión. En el hospital había dos empleados gremialistas. Pero a las comisiones evaluadoras siempre venía gente de Paraná, siempre con actitud patotera, para querer imponerme. El último incidente fue lo de Migueles”, precisó.

“Tenía miedo, era gente grande que venían a hacer lo que quería. Entraban como que hospital era de ellos. Todos los días recorro las salas y un día los encontré a todos en la Sala 2. Ellos tienen derecho a reunirse y hacer su trabajo. Pero los usuarios estaban aguantando y escuchando todo. Les dije que les daba un lugar específico, que les daba una sala pero no me parecía ingresar sin permiso, sin aviso. Eso era delante de los usuarios y yo soy la responsable. Siempre era igual, sin poder llegar a un diálogo”.

 

“Llegaban de improviso a querer hablar de manera urgente. Todo el personal del hospital sabía, estaba al tanto de lo que ocurría porque si bien las agresiones eran hacia mí, el hospital entero lo veía. Y cada vez que ellos se iban yo quedaba por el piso. Yo no iba a renunciar si ellos pretendían eso. No me iban a empañar. En junio de 2017 le dimos la baja a la enfermera porque era suplente extraordinaria y tenía dos expedientes en trámite: uno por colocar más de la dosis indicada para un paciente y otro por colocar mucho menos de la dosis indicada”.

“Antes de darla de baja, le pedí a Berbara que responda rápido los expedientes por mala administración e medicamentos. Le pedí que se apure pero pasaron 8 ó 9 meses y no obtuve respuesta. Ella decía que como era delegada gremial no se la podía tocar. Pero para ser delegado hay que tener un año de antigüedad en planta y ella era suplente extraordinaria”, contó Trossero.

 

El año pasado se restructuró el Hospital Colonia de Salud Mental. Por eso cambiaron muchos enfermeros de sala. “A Migueles se le pidió que cambie de sala sin cambiar ninguna función, ni horario ni remuneración. Ella se notificó de eso, pero al otro día no fue a la sala asignada sino que se quedó en la anterior. Eso hizo durante 15 días. Iba a la Sala 2 y se quedaba parada sin hacer nada. Entonces llamé a una escribana pública que constató que ella estaba en la sala sin hacer nada. Ella dijo que hasta que gremio no responda qué tenía que hacer, ella no se iba a mover de ahí”.

 

El lunes 5 de junio, Trossero entró a hospital y ya la estaba esperando UPCN. “Ellos querían hablar conmigo a solas. Los empleados fueron al comedor porque querían escuchar qué venía a decir los de UPCN. Se metieron a mi oficina y no querían que yo saliera de ahí. Los invité a ir al comedor y que habláramos con los otros empleados del hospital. Zarza se interpuso y no me dejó pasar, otra mujer rubia me agarró del hombro para que no me fuera. Mientras tanto me exigían que dé marcha atrás con lo de Migueles. Yo tenía pánico”, repitió. La directora también remarcó que esa situación fue presenciada por su hija de 6 años, que en ese momento estaba con ella en su despacho porque había salido de la escuela.

 

“El martes, tipo 11 de la mañana me dijeron que el ministro me quería hablar. Me dijo por teléfono que me deje de joder, que ese era un año político, que la reincorpore a Migueles. Me lo dijo a los gritos. Cuando entró la secretaria puse altavoz. Él se enojó y me preguntó si lo estaba grabando. Le dije que no. ‘¿Qué te pensás que sos? Vos me debés una, le pediste una entrevista al gobernador y me pasaste por alto’, me dijo. Yo le contesté que hice eso porque é no me atendía. ‘Yo tengo montón de cositas tuyas que te estuve perdonando’. El ministro me pedía que no hable en los medios, estaba exaltado, a los gritos. Le dije que no me trate así, pero siguió insultándome. Le dije que la enfermera había administrado medicación mal dos veces y había arrancado una hoja de un libro de guardias. Me contestó que me deje de joder y no hable con los medios. El corazón se me salía del cuerpo. Le pedí que me mande la orden por escrito. Le tenía pánico. Así se manejaron hasta que hice la denuncia que frenó todo”, expresó la directora del hospital.

 

“El martes llegaron hasta la guardia y después se fueron. Zarza era como el cabecilla. A él le tenía mucho miedo. El miércoles ingresé, uno de esos días me llegó un fax que no se leía bien. Me pedían que la reincorpore a Migueles porque mi decisión era arbitraria. También me llamó Berbara y me preguntó por alguna novedad. Le dije que el fax no se veía y estaba borrado. Me dijo que reincorpore a Migueles porque era lo que decía el ministro. Después, unos periodistas de Diamante me avisaron que UPCN estaba yendo al hospital con el decreto del ministro. Los periodistas sabían porque los de UPCN los habían convocado a una conferencia de prensa en el hospital”, contó. “Ese miércoles no salí de la Dirección y llamé a la Fiscalía, no me quise mover de ese lugar. No era posible que el gremio tuviera el decreto antes que yo”, advirtió.

 

Luego recalcó sobre la “conexión que UPCN tenía con el ministro. Yo quería hablar con él para contarle los problemas que tenía con UPCN y los proyectos para el hospital. Nunca lo logré. Las únicas dos veces que hablé con él fue una que me llamó para retarme muchísimo porque había pedido una reunión con el gobernador y segunda vez fue esta”, sintetizó.

 

Otros testimonios

María de las Mercedes Suárez es secretaria del Hospital Colonia. Fue ella quien escuchó la conversación en altavoz entre el ministro De la Rosa y Trossero. Además contó otras intervenciones de los sindicalistas en el instituto. Habló de que se generaban ambientes que no eran buenos. “De lejos vio cuando el lunes los dirigentes de UPCN le obstruyeron el paso a la directora. Una señora rubia le decía a la directora dónde estaba por escrito que Migueles no podía ingresar a trabajar. Hubo gritos. Después eso se disolvió”, aseguró.

 

Luego agregó que al día siguiente vio a Trossero “con el teléfono, decía pero no Ariel no es así. Él le decía que tenía que reincorporar a Migueles y ella le decía que no podía. Después ella puso el altavoz. Escuché que De la Rosa le decía que la tenía que reincorporar. Él gritaba y le decía que ella le debía una cuando fue al gobernador directo. A lo último él le decía renunciá, si no estás capacitada para hacer esto, renunciá. Ella dijo sí voy a renunciar entonces. Y se largó a llorar. Decía que era la segunda vez que lloraba por hablar con el ministro”.

 

Daniela Vera Mótola es la abogada del hospital y se refirió principalmente al aspecto legal sobre el cese del vínculo laboral que dispuso Trossero para Migueles, aunque también refrendó las instancias violentas adentro de la institución cuando intervenía UPCN. “El día lunes yo estaba en el baño y escuché que estaban queriendo hablar a solas con Trossero. Yo estaba con un embarazo avanzado. Ya había presenciado reuniones con estas personas y me dio miedo salir. Cuando sentí que se apaciguaron, salí del baño y no encontré a personal de institución. En los nervios y apurón por salir reconocí a Zarza que estaba ahí. Mientras estaba en el baño había creído escuchar su voz. En las reuniones previas con él, reuniones de comisión evaluadora, venían prepotentes a querer imponer sus ideas. Querían imponer un reconocimiento ministerial a una enfermera y ahí me trató no amablemente, por eso lo reconocía y tenía temor. Por eso no quise salir del baño hasta que no pararon los gritos”, recordó.

 

“Antes que ingrese a institución, Migueles tenía dos llamados de atención de la gestión anterior a Noelia. Con Noelia hubo dos situaciones con usuarios, una fue de septiembre/ octubre de 2016, porque la enfermera administró una dosis superior a la indicada. Pedí descargos y lo elevé al Ministerio. No obtuvimos respuesta. Nunca volvió el expediente. También adulteró una historia clínica. Ella reconoció en su descargo que administró mal la dosis. En diciembre de mismo año, con otro usuario, la enfermera retiró su medicación recetada pero en dosis inferiores y lo llevó a la sala, pero nunca informó que llevó una cantidad menor a la solicitada. Se tuvo que cortar tratamiento de ese usuario. Elevamos otra nota y tampoco tuvimos respuesta”, sintetizó.

 

“Cuando ocurrieron todos estos hechos, en el hospital había una restructuración en marcha que había decidido el equipo interdisciplinario. Era una redistribución de personal y usuarios. Se hizo un cambio de sala de muchos enfermeros. A Migueles se la trasladó de la Sala 2 a la 3, a unos metros, con las mismas funciones y horarios, y remuneración. Pero ella no quiso y tuvimos que constatar con escribana para que labre acta. Noelia como directora cuenta con aval normativo para restructurar y para extinguir una licencia extraordinaria, porque hay un decreto que faculta a los directores de hospitales que puedan reglamentar y organizar la institución y prestación de servicios como consideren conveniente. Ese decreto siempre se cita cuando hay disposición interna o disposición general para fundamentar potestades”.

 

 

También expuso Juan Alberto Fleishmon, secretario Técnico del hospital. Dio cuenta de los incidentes con UPCN. “Soy enfermero con casi 20 años en el hospital y puedo decir que hasta los pacientes se vieron afectados por las visitas periódicas y sistemáticas de UPCN que intentaban socavar los cimientos de la Dirección”, resumió.

 

A Fleishmon le siguieron Liliana Giménez, Arnaldo Calabic y Victor Almirón. Fueron consecuentes con las denuncias y los relatos testimoniales anteriores. Detallaron todos los hechos ocurridos entre el 5 y el 7 de junio de 2017 y respaldaron las acciones de Trossero.

 

Raúl Fernández es jefe Departamental de Policía de Diamante. El hombre contó cómo Monzón y Barreira se interpusieron en el camino de los patrulleros, cuando se llevaban detenidos a Zarza, Domínguez y Suárez. Su compañero, Guillermo López también declaró en el mismo sentido.

“Nos obstruían la salida. Uno se paró adelante y nos dijo que lo choquemos. Nos dijo que nosotros no sabíamos quién era él, que era director del IOSPER y nos iba a hacer echar o trasladar. Le volvimos a pedir que se corra y tuvimos que detenerlo. En un momento se tiró al piso. Lo ayudamos a levantarse y lo llevamos detenido. Después efectivamente me trasladaron pero con la edad que tengo prefiero pensar que no tiene que ver con esto, me queda un año y medio de carrera y a mí ya no me amedrentan”, sentenció.

 

Fuente: Análisis

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