La investigación, liderada por Naoyuki Kurita, del Instituto de Investigación Ambiental Espacio-Tierra de la Universidad de Nagoya, analizó datos de 30 años provenientes de estaciones meteorológicas no tripuladas en zonas remotas del continente.
Hasta ahora, el interior de la Antártida era considerado un vacío de observación científica, con solo cuatro estaciones tripuladas y datos a largo plazo disponibles únicamente en Amundsen-Scott (Polo Sur) y Vostok. Para llenar ese vacío, el equipo japonés recopiló registros de temperatura mensual desde 1993 en tres estaciones automáticas: Dome Fuji, Relay y Mizuho.
Los resultados fueron contundentes: las tres ubicaciones mostraron aumentos de temperatura entre 0,45 y 0,72?°C por década, superando el promedio global y revelando un calentamiento acelerado en zonas que antes se consideraban estables.
El Océano Índico como motor del calentamiento antártico
Cambios en la circulación atmosférica transportan aire cálido hacia el interior del continente.
El estudio vincula este fenómeno con alteraciones térmicas en el Océano Índico Meridional, que intensifican los frentes oceánicos —zonas de encuentro entre aguas cálidas y frías—.
Estas diferencias de temperatura generan sistemas de baja presión en latitudes medias y alta presión sobre la Antártida, lo que provoca un flujo persistente de aire cálido hacia el sur.
“Este patrón dipolar atmosférico está canalizando calor hacia el corazón del continente”, explicó Kurita. “Y podría anticipar un derretimiento superficial en zonas costeras como la Estación Syowa”.
La Antártida Oriental alberga la mayor reserva de hielo glacial del planeta, y su estabilidad es clave para el nivel del mar global.
El nuevo mecanismo identificado sugiere que los modelos climáticos vigentes podrían estar subestimando la velocidad de respuesta del continente al calentamiento global. Esto agrava los riesgos para zonas costeras, ecosistemas marinos y sistemas climáticos interconectados.
Urgencia científica y política: monitorear, modelar y actuar
El estudio refuerza la necesidad de ampliar la cobertura de observación en regiones polares.
Este hallazgo subraya la importancia de:
Instalar más estaciones meteorológicas en el interior antártico
Actualizar modelos climáticos con nuevos datos atmosféricos y oceánicos
Fortalecer la cooperación internacional en investigación polar
Diseñar estrategias de adaptación ante el posible colapso de masas de hielo.
Fuente: Noticias Ambientales