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MIÉRCOLES, 23 DE JULIO DE 2025

Joven de 13 años diseña colmena modular impresa en 3D para 40.000 abejas

Utiliza un sistema modular hexagonal diseñado con software CAD, conectado a la ventana para permitir la entrada y salida de abejas.

Oliver Taylor, de 13 años, decidió abrir las ventanas —literalmente— a un microcosmos vivo: construyó una colmena modular impresa en 3D, conectada a su dormitorio.
 
Desde fuera parece un experimento curioso. Desde dentro, es una propuesta audaz que mezcla curiosidad, diseño ecológico y una visión poco común sobre cómo integrar la biodiversidad en espacios cotidianos. Con un sistema de módulos hexagonales que se acoplan entre sí, las colmenas pueden expandirse sin límite teórico. Actualmente, albergan entre 30.000 y 40.000 abejas, todas produciendo miel.
Lo que comenzó como una inspiración al ver un modelo comercial demasiado caro, se convirtió en una reinterpretación funcional. Oliver no solo replicó el diseño: lo mejoró. Detectó un problema en la seguridad del modelo original —una sola puerta aumentaba el riesgo de escape masivo al añadir módulos— y lo resolvió con un sistema de doble compuerta, inspirado en los compartimientos herméticos de los submarinos.
El resultado es una colmena segura, modular, desmontable y con fácil acceso para mantenimiento. Este tipo de innovación desde el bricolaje pone en evidencia cómo el diseño accesible y el pensamiento crítico pueden convertirse en herramientas reales para abordar problemas ambientales.
Oliver utiliza una impresora Prusa —de código abierto— y software gratuito como Blender, detalla Ecoinventos. Esto hace que su colmena no solo sea eficiente, sino también reproducible por otros jóvenes o comunidades interesadas en apoyar a los polinizadores, cada vez más amenazados por el uso de pesticidas, la pérdida de hábitat y el cambio climático.
 
Su iniciativa también visibiliza el potencial de la impresión 3D como herramienta de conservación urbana. En ciudades de todo el mundo se están explorando soluciones similares: desde hoteles para insectos hasta refugios de abejas adaptados a balcones o terrazas. La diferencia está en la accesibilidad del diseño: mientras muchas soluciones comerciales siguen siendo caras, proyectos DIY como el de Oliver demuestran que la sostenibilidad puede empezar en casa.


Impacto más allá del dormitorio


Las implicaciones de este proyecto casero van más allá del ingenio juvenil. En un momento donde la pérdida de polinizadores amenaza directamente la producción de alimentos, el ejemplo de Oliver sugiere una forma alternativa de convivencia. No como una utopía, sino como una solución viable a pequeña escala.
En Francia, algunos edificios nuevos ya incluyen fachadas vivas para atraer polinizadores. Y en Países Bajos, proyectos piloto exploran cómo integrar nidos de abejas solitarias en paradas de colectivos y techos verdes.
 

Fuente: Ecoinventos

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